Oso estaba molesto, las cosas hace mucho que se habían escapado de su dominio. Luego, este cretino vejestorio tenía la gallardía de burlarse de él, siendo que, si se encontraba en un estado tan deplorable, era precisamente porque él había llevado consigo prácticamente todo el carromato y le encomendó al maltratado lomo del muchacho llevar la carga. Recordó también, en su cólera, la profunda ira que le provocó en su momento ver cómo, con simulada inocencia, Gred sacaba de una de las bolsas su enciclopedia de Quechyuan. Un país del sur meridional del continente, una tierra donde lo más resaltante que en eones había ocurrido, era el paso que tuvo por allí una encomienda de peregrinos en su afán de visitar el sagrario de los bosques australes. Todos murieron, como Oso reconoció tras sus pertinentes investigaciones, pero habían sido los primeros peregrinos en suscribir una ruta que con el paso del tiempo se convirtió oficialmente en el camino de los bosques. Luego de tal evento, Quech...
Archivero público de todo lo que alguna vez he escrito y probablemente escribiré... tal vez con una que otra excepción. Por cierto, para ver las entradas, solo debes seguir bajando.