Cuando decidí darle prioridad a la crónica literaria, lo hice por encima de este ensayo. Hay ciertas implicaciones que determinaron la decisión y que expliqué, a grandes rasgos, en la entrada anterior. Explicaba, sin embargo, que "La salida fácil" no era para su autor (quien suscribe) el mejor exponente de su antología actual. Esto se debe a que ese puesto de privilegio está ocupado por este ensayo.
El "Pequeño esbozo campero" es un texto creado, cómo no, nuevamente para la cátedra de mi homóloga, Haydeé Espinoza. Debo situarme un poco más adelante en el tiempo al momento de sentarme a escribir este pequeño ensayo. Las circunstancias de mi inspiración en aquel entonces carecían de musa física, en cambio, me encontraba inmerso en una explosión de descubrimiento de la cultura nacional. Mi padre, artífice y culpable de dicho 'boom folklórico' en mi vida, aunado a un ferviente deseo por descubrir a los mejores del género por antonomasia, dieron como resultado un giro radical en la perspectiva que solía tener hacia lo nuestro. Metafóricamente hablando, sentí el suelo sobre mí, y la identidad nacional me hizo títere pasivo de sus encantos.
He sido amante de las analogías y metáforas desde que tengo memoria y comprendo sus significantes. Suelo usarlas como técnicas para explicar cualquier tópico y, por supuesto, tiendo a caer en el abuso de ellas. Ocurre que, a raíz de ese amor profesado, también encuentro atracción en ubicar similitudes entre cualquier entidad. Eso es lo que me llevó a realizar este pequeño esbozo, al mismo tiempo que profundizaba cariñosamente en los arquetipos sociales de una especie tan cálida y hospitalaria como la del llanero.
Para redactar este texto, debí realizar una investigación previa que me llevó desde Bolivia hasta Argentina, volviendo a las leguas interminables del llano apureño, mientras ubicaba aquí y allá fragmentos preciosos de la expresión que une al llanero en todas sus formas: vaquero, gaucho, etc. Un trabajo que disfruté conducir y llevar a cabo de principio a fin. Una obra que no puedo leer sin descubrirme con ojos empañados por la majestuosidad de una figura literaria preciosa y asímismo golpeada por la modernidad. Este pequeño esbozo campero, me inunda de nostalgia y melancolía por hacerme parte de un sentimiento que no pude apreciar mucho antes, y que en la actualidad es parte inherente de mi ser, pese a que, por supuesto, disto de ser el llanero convencional en la estricta concepción del paradigma.
"Si muero en tierras lejanas, cosa que yo no la pienso. A mis paisanos les pido, si por mí sienten afecto, que me traigan a mi llano, aunque sea después de muerto y que le den sepultura en la llanura a mis restos...
... cerca de un camino real, en un pajonal reseco. Así le pagaré al llano, todo lo que le agradezco, enterrando para siempre mi cuerpo sobre su pecho."
"A mi tierra no la olvido porque la quiero y la siento..."
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