Todos tenemos momentos de orgullo que conforme pasa el tiempo se van blindando en un lugar muy especial de nuestras memorias. Esta crónica, escrita hace ya cuatro largos años, me ubicaba en un contexto del que conservo recuerdos muy lindos. Era un universitario y comenzaba a sentirme enamorado del alma matter que destilaban las clases y conversaciones con aquellos compañeros unidos por una meta en común. "La salida fácil" es una crónica literaria que redacté para la distinguida periodista Haydeé Espinoza, facilitadora de una cátedra cuyo nombre no logro recordar (irrelevante). Puedo decir con certeza que no considero a esta obra literaria como lo mejor que he escrito, pero representa un halo de excelencia que me enorgullezco de haber sido merecedor de recibir.
Completando la anécdota, nuestra facilitadora tenía por costumbre entregar las evaluaciones en orden ascendente con respecto a la calificación obtenida. Es decir, comenzando con la peor obra y dejando la mejor para el final. Estaba seguro que mi producto tenía calidad, pero también había leído el resto de las crónicas de los compañeros a quienes valía la pena leer y, pese a confiar en mí, pensé que probablemente otra compañera se llevaría el galardón. En fin, este es el primer texto que subo pues significó muchísimo para mí el recibir el halago directo de mi (con su permiso) hoy colega, entonces profesora, acompañado por el aplauso al unísono del resto de los presentes. Tuve el honor de ser la primera calificación perfecta de su clase. Es por ese reconocimiento, el cual recibí y atesoro con humildad, que miro con orgullo incalculable este trabajo.
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