Fragmentos de Ana Psycho rellenaban la villa. En algunos casos, nunca conocería la existencia de sus 'alter ego'. Quizás uno de los fragmentos más curiosos, era Ana-chin. Una espadachín samurai con un extravagante casco que desprendía sonidos extraños cuando respiraba. Su sable, cubierto de flores en acuarela, sembraba tulipanes variocolores allí donde su filo cortaba. Tenía un bello jardín a las afueras de Psychoville, pero aquellos que pasaban por él, solían sentir nostalgia al ver el color intenso de las flores. Nadie conocía con exactitud el rostro que ocultaba la peculiar máscara, pero susurros contaban que tras ella, se encontraba una bella y taciturna mujer de ojos rasgados y pequeñas flores de cerezo en lugar de pestañas.
Vale, pues he dispuesto este espacio como archivero público de mis creaciones (buenas y malas, sin discriminaciones). ¿Por qué público? La respuesta a esa pregunta se desgrana en dos puntos: Como primera medida, es un intento de incentivarme a escribir más seguido. Así, las pocas partículas de inspiración que se choquen con mi cabe za no se convertirán en energía desperdiciada. Aunque no es fehaciente considerar que dejará de ser un desperdicio de tiempo, seguramente será más productivo que solo esperar a que las partículas simplemente reboten a otra cabe za. Como segunda medida, destacando el hecho subyacente de que soy periodista, no está mal empezar a creer que lo que redacto es leído por alguien más. Será beneficioso para el momento en que exista alguien que realmente me lea. Mientras tanto, usaré el espacio para subir y comentar producciones escritas que he hecho a lo largo de mi vida. Conveniendo que solo publicaré (publiqué) el...
Comentarios
Publicar un comentario