Solía leer con asombro a algunos autores que escribían apropiándose del léxico puro del campirano. Estos, escribían aproximándose a la fonética de la palabra y evadiendo las reglas de la ortografía en un hermoso ejercicio de literatura. Esta técnica impregnaba de ese realismo romántico tan vívido propio de los poetas latinoamericanos a los versos que creaban. He explorado estas figuras a lo largo del tiempo, sobre todo con el fin de ver lo que soy capaz de realizar valiéndome de movimientos que no se 'adaptan' a mi escritura tradicional. Los resultados pueden variar dependiendo de lo que pretenda exponer, pero a manera de ejercicio, me ha resultado bastante positivo en mi crecimiento como escritor (por la lectura y descubrimiento de estos tipos).
Hay muchos exponentes propios de esta técnica. Boris Elkin es quien llega a mi mente cada vez que quiero explicar o ejemplarizar la figura, pues es la definición, por antonomasia, de lo que describiría como escritura popular sin filtros de lenguaje. Así pues; que apoyado en ello, pero sin desprenderme de mi esencia (si es que existe tal cosa), realicé este pequeño poema/relato que les presento a continuación:
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