Fragmentos de Ana Psycho rellenaban la villa. En algunos casos, nunca conocería la existencia de sus 'alter ego'. Quizás uno de los fragmentos más curiosos, era Ana-chin. Una espadachín samurai con un extravagante casco que desprendía sonidos extraños cuando respiraba. Su sable, cubierto de flores en acuarela, sembraba tulipanes variocolores allí donde su filo cortaba. Tenía un bello jardín a las afueras de Psychoville, pero aquellos que pasaban por él, solían sentir nostalgia al ver el color intenso de las flores. Nadie conocía con exactitud el rostro que ocultaba la peculiar máscara, pero susurros contaban que tras ella, se encontraba una bella y taciturna mujer de ojos rasgados y pequeñas flores de cerezo en lugar de pestañas.
Archivero público de todo lo que alguna vez he escrito y probablemente escribiré... tal vez con una que otra excepción. Por cierto, para ver las entradas, solo debes seguir bajando.