He estado escribiendo -finalmente- parte de lo que cada vez comprendo será una historia muy grande. Para aclarar un poco, las concepciones que tengo acerca del cuento en cuestión, es que no hará parte de la verdadera historia principal. La considero como una leyenda del folklore de lo que será un vasto mundo que actualmente excede las capacidades de redacción que tengo como para sacarlo desde mi cabeza al papel. Por tanto, voy redactando por partes y con cierto desorden, mismo que pretendo resolver en futuras revisiones.
En vista de todas las atenuantes y agravantes, concluí que mantendría en privado o en el círculo íntimo (para opiniones certeras) lo que vaya escribiendo en general.
Dicho esto, estoy construyendo la obra como dos elementos semi-independientes, en una suerte de leyenda, acompañándola de eventos y descripciones de personajes que enriquecerán al primer término. Esta 'leyenda' la escribo en formato de fragmentos cortos, y son estos los que seguiré compartiendo por acá. Se los dejo:
Guerras. Batallas. Muerte.
Y el ciclo se repite.
Nunca se vio equipo como el suyo. El vínculo que los unía, por primera vez, no era más fuerte que su enemigo.
La brisa gélida, maldita como el Dios que la exhaló, jamás cesaría.
Conocían sus roles por sus alabadas victorias. Por las canciones épicas dedicadas de ciudad en ciudad.
Nunca se cruzó título en su conversar. Solo lo sabían, y eso les bastaba.
Uno era fuego. Uno era valor. Uno era ingenio.
Uno era silencio. Uno era ruido. Uno era calma.
Uno era líder.
Eran un equipo, un triángulo. Y el ingenio iba adelante.
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